Y sin embargo, se mueve

miércoles, 18 de junio de 2008

No sé qué se sentirá al pasar las páginas y poder disfrutar, para uso exclusivo, con la contemplación de una de las obras originales más antiguas y de mayor trascendencia en la evolución del conocimiento científico.

Y es que hoy leo, con emoción y cierta envidia, lo reconozco, que ayer se subastó, por una cantidad de 2,2 millones de dólares (unos 1,4 millones de euros) en la sala Christie's de Nueva York, una de las copias de la obra fundamental de Nicolás Copérnico (1473 - 1543), De Revolutionibus Orbium Coelestium, (Sobre las Revoluciones de las Esferas Celestes).

El libro, al que el astrónomo dedicó casi 25 años de su vida, vió la luz definitivamente el año 1543, curiosamente el año de su muerte, y supuso el inicio de la Astronomía moderna, ya que en él formulaba por primera vez su visión del modelo Heliocéntrico del Sistema Solar.

De Revolutionibus
fue puesto en el Indice de libros prohibidos de los Inquisidores por contradecir las teorías del Sistema Ptolemaico, que afirmaban que la Tierra se encontraba en el centro del Universo, y el resto de los planetas, incluido el Sol, girando a su alrededor.

Copérnico sostenía que la Tierra no ocupaba dicho centro; que el centro, respecto al resto de planetas, correspondía al Sol, alrededor del cual giraban éstos. Y que alrededor de la Tierra sólo giraba la Luna. La Iglesia Católica lo consideró una herejía por cuanto iba en contra de lo dicho por las Sagradas Escrituras.

Posteriormente, se permitieron algunas ediciones corregidas de la obra, en las que se explicaba que la teoría heliocéntrica no tenía que ver en realidad con la descripción del Universo. Increiblemente, el libro original permaneció en el Índice de libros prohibidos hasta el año 1835.

Galileo Galilei (1564-1642) trató, años más tarde, de sostener con demostraciones la veracidad de la visión heliocéntrica del Universo, lo que le valió la condena general y la obligación de abjurar de sus afirmaciones ante el Tribunal de la Santa Inquisición.

La leyenda cuenta que, pese a retractarse, Galileo murmuró el "Eppur si muove", ésto és "Y sin embargo, se mueve", en referencia a su firme creencia en el movimiento de la Tierra sobre sí misma, algo que negaban categóricamente los seguidores del Sistema Ptolomeico. Fuente: El País.

1 comentario:

Jordi dijo...

Tienes un regalito en pilingui's jejeje...