El rompecabezas de Kafka

miércoles, 9 de julio de 2008

Acaba de publicarse en El País digital una noticia que, sin duda, alegrará el día a los lectores muy kafkianos (intereses editoriales y legatarios aparte).

Y es que, según informa a su vez el diario israelí Haaretz, en la planta baja de un viejo edificio de apartamentos del centro de Tel Aviv, en Israel, podría estar localizado el legado documental más importante del autor de La Metamorfosis.

Dicho legado incluye cartas manuscritas, postales, documentos diversos, así como otros objetos personales que Kafka le confió antes de morir a su amigo, también judió como él, Max Brod. Lo hizo, sin embargo, con la petición expresa de que tras su muerte, lo quemara todo; cosa que el amigo no sólo no hizo, sino que, consciente de la calidad de los papeles póstumos de Kafka, incluso publicó algunos de los textos. Acertada intuición por parte del amigo, porque, de hecho, si no hubiera sido por esta circunstancia, su fructífera obra nunca habría visto la luz.

La cuestión es que tras la invasión nazi de Checoslovaquia, Max Brod huyó a Tel Aviv, llevandose el legado documental de Kafka con él, el cual, tras la muerte de Brod, pasó a su secretaria, Esther Hoffe, a quien Brod legó sus pertenencias al morir en 1968, a los 84 años.

Al parecer, pese a los frecuentes e infructuosos intentos, Esther Hoffe se negó siempre a ceder los documentos a ninguna institución ni a mostrarlos públicamente. Excepto cuando se decidió a vender algunos de los manuscritos, como fue el caso de El proceso, obra cuya publicación le reportó más de dos millones de dólares.

Ahora Hoffe ha muerto, a la edad de 101 años y vuelve a abrirse la perspectiva de poder acceder al legado de Kafka.

Sin embargo, habrá que esperar la decisión final de una de las hijas de Hoffe, Hava, de 74 años de edad, quien vive en el inmueble donde su madre guardaba la colección. Otra de las preocupaciones más prioritarias es comprobar el estado en que se encuentra el material, ya que, no sólo se cree que no se le debió aplicar el tratamiento de conservación adecuado, sino que las pésimas condiciones de higiene y de humedad del inmueble en que vive Hava, han podido dañar irreparablemente los valiosos restos.