Editores con chistera

lunes, 24 de noviembre de 2008

Hay autores que irrumpen en las listas de novedades como recién salidos de la chistera de un hábil editor con dotes de ilusionista. Y así, haciendo posible lo imposible, nombres de quienes nunca habíamos oído hablar hasta entonces, son rescatados del anonimato para ocupar el merecido espacio que el olvido o la ignorancia les negó en vida.

Es el caso de Irène Némirovsky (1903 - 1942).
De origen ruso y ascendencia judía, vivió gran parte de su vida exiliada en Francia junto a su familia, huyendo de la revolución rusa. Tras la ocupación Nazi, fue deportada al campo de Auschwitz en 1942, donde murió poco tiempo después.

Entre las pertenencias que la autora dejó en manos de sus dos hijas antes de morir, se encontraba el manuscrito inacabado de una novela, Suite francesa, que escrito a modo de crónica de los hechos, tiene por escenario la ocupación de París por Hitler en 1940 y el éxodo masivo de la población.

La novela obtuvo el Premio Renaudot en el 2004 y se convirtió en todo un éxito de ventas. Posteriormente, hemos podido ir conociendo algunas obras más de Nemirovski, como David Golder, El baile y El ardor de la sangre, todas ellas publicadas por la editorial Salamandra.

El ejemplo de Robertson Davies ( Ontario, 1913 - Ontario, 1995) es diferente. Escritor, periodista y crítico literario, aunque se trata de uno de los autores canadienses más importantes, es gracias a la reciente publicación de algunas de sus novelas, a cargo de la editorial El Asterisco, que hemos podido conocer en nuestro país la magnitud de su obra.

De momento, han sido publicadas: La Trilogía Deptfor, formada por El quinto en discordia (1970), La Mantícora (1972) y El mundo de los prodigios (1975); y la novela que abre la Trilogía Cornish, Angeles rebeldes.

Algo similar ha sucedido con las primeras obras publicadas en nuestro país del escritor húngaro, Sándor Márai (1900-1989); el también húngaro y Nobel de Literatura, Imre Kertész (1929); el estadounidense Willliam Maxwell (1908-2000); el bulgarés Angel Wagenstein (1922), autor de El pentateuco de Isaac, recientemente publicado; o el existoso, Khaled Hosseini (1965), autor afgano pero afincado en Estados Unidos.

En 1999, Jaume Vallcorba, entonces profesor de literatura de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, fundó la editorial Acantilado.

A través de sus cuidadas publicaciones, esta editorial ha contribuido a profundizar en la figura de autores imprescindibles en la literatura europea, algunos de ellos incomprensíblemente ignorados en nuestro país.

Pero si hay una editorial con auténtica vocación de rescate, ésta es la Editorial Minúscula. Fundada el año 2000, ha conseguido reunir un importante y selecto catálogo de autores sobre literatura y cultura europeas, que abarca la novela, el ensayo, la biografía, el relato personal, el reportaje... y otra serie de textos difíciles de catalogar.

Personalmente, creo que, tanto por la diversidad, como por la calidad de sus publicaciones, se trata de una de las apuestas más interesantes a tener en cuenta respecto al panorama editorial actual.

Altamente recomendables: La Isla, de Giani Stuparich; Quien parpadea teme a la muerte, de Knud Romer; y Verde agua, de Marisa Madieri.

2 comentarios:

Nodicho dijo...

Acantilado está haciendo un gran trabajo y sus publicaciones on de gran calidad, precisamente ahora ando leyendo a Zweig en Acantilado.

Siempre que pensaba en fundar una editorial, el nombre era "editorial minúscula". Ahora me entero de que ya existe... :D

Anouka dijo...

Si, Hogue; reconozco que siento debilidad por estas dos editoriales.

Te recomiendo que le eches un vistazo a alguno de los títulos de Minúscula. Imagino que el nombre hace referencia al formato reducido de sus publicaciones. Por mi parte, todo lo que he leído de esta editorial me ha parecido un descubrimiento tras otro.