Este ha sido mi primer descubrimiento literario del 2008; y es que cada año me sucede que, de forma totalmente casual, como una intuición, llega a mis manos algún que otro libro cuya lectura te marca de una manera especial frente al resto... éste, como digo, ha sido uno de ellos.
Firmin es una rata, nacida en el sótano de una librería de Boston, en los años 60. A medida que crecen su afición a la lectura y el enamoramiento y admiración hacia el librero, a quien observa y acompaña silenciosamente cada día desde su mirador particular, aumenta su rechazo hacia su familia y sus orígenes... hasta convertirse en un rechazo insoportable y absoluto a su condición de rata; Firmin quiere ser humana, se cree humana, aunque su imagen en el espejo le devuelva el reflejo insufrible de un ser peludo, sin expresión y sin carisma.
Y esto es quizás lo que más enternece, ésa obstinación profunda, agria y melancónica por superar su condición y así poder sentir, vivir el mundo y escapar de un destino lugubre y humillante.
Y esto es quizás lo que más enternece, ésa obstinación profunda, agria y melancónica por superar su condición y así poder sentir, vivir el mundo y escapar de un destino lugubre y humillante.
No estoy de acuerdo con algunas de las críticas que he leído sobre esta novela, respecto a que se trate de una fábula sobre el poder transformador de la lectura. Es cierto que la bibliofagia aparece ya desde los primeros capítulos: la madre de Firmin arranca unas páginas de un libro para dar cobijo a sus crías a punto de nacer; y después, ante la falta de alimento, el propio Firmin recurrirá en varias ocasiones a ingerir otras páginas del mismo libro. Es de suponer, que éste hecho será el origen de su pasión por los libros.
Sin embargo, dejando a un lado lo puramente anecdótico de la historia, creo que, tal y como dice el subtítulo de la novela, Aventuras de una alimaña urbana, el tema central, lo que Sam Savage ha querido transmitir, y desde mi punto de vista lo consigue! con una sensibilidad y un lirismo especial, pero sin caer en la sensiblería o el infantilismo, es la fragilidad pero también la fuerza y la capacidad de autoconciencia del ser humano para salvarse frente a sí mismo y el mundo que le rodea.
Sin embargo, dejando a un lado lo puramente anecdótico de la historia, creo que, tal y como dice el subtítulo de la novela, Aventuras de una alimaña urbana, el tema central, lo que Sam Savage ha querido transmitir, y desde mi punto de vista lo consigue! con una sensibilidad y un lirismo especial, pero sin caer en la sensiblería o el infantilismo, es la fragilidad pero también la fuerza y la capacidad de autoconciencia del ser humano para salvarse frente a sí mismo y el mundo que le rodea.
No sé si finalmente Firmin se salva o no; éso dependerá de la lectura final que hagamos cada uno de los lectores. Lo que es cierto es que la novela es muy emotiva; Firmin es un personaje con una ternura y una delicadeza que te llegan muy adentro; su autenticidad y profundidad de sentimientos hacen que cuando llegas al final de la novela, tengas ganas de volver a empezarla para poder releerla más despacio y disfrutar y empaparte de su sensibilidad. Para mí, ha sido una buena experiencia que agradecer a Sam Savage!. ♠
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