Efectívamente, el párrafo que aparecía en nuestra última entrada correspondía a El corazón de las tinieblas, de Joseph Conrad.
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Si de verdad les interesa lo que voy a contarles, lo primero que querrán saber es dónde nací, cómo fue todo ese rollo de mi infancia, qué hacían mis padres antes de tenerme a mí, y demás puñetas estilo David Copperfield, pero no tengo ganas de contarles nada de éso. Primero porque es una lata, y, segundo, porque a mis padres les daría un ataque si yo me pusiera aquí a hablarles de su vida privada. Para esas cosas son muy especiales, sobre todo mi padre. Son buena gente, no digo que no, pero a quisquillosos no hay quien les gane.
Además, no crean que voy a contarles mi autobiografía con pelos y señales. Sólo voy a hablarles de una cosa de locos que me pasó durante las Navidades pasadas, antes de que me quedara tan débil que tuvieran que mandarme aquí a reponerme un poco [...]
Y en cuanto a la pista que os damos...
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiKLlmy3J3heekDRMTljLO6FfpME94k1ZhHQa0owqjAriOnbmoX6aLDBGYR5Er80XYCg-IXogtVC7cYX4eLQWuvDwAJEgH7czNLc-YSr9BqgQ7sbPOCwcDkyuMIoNg8F9VVd7egGWbxqfZ1/s1600/Centeno+okey.jpg)
Respecto a su autor... mmm, no os lo decimos aun, no os lo vamos a poner tan fácil!
1 comentario:
El guardián entre el centeno de J.D. Salinger.
Me gusta mucho el diseño de la página, claro y elegante.
Besos.
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