Cada vez somos más los que por unas causas u otras nos
dedicamos habitualmente a escribir o a compartir nuestras reflexiones e
intereses a través de las redes sociales.
Es por ello que, paralelamente a este
boom por la escritura compartida, parece
multiplicarse últimamente en el mercado la oferta de herramientas cada vez más
potentes y minimalistas, destinadas a conseguir los mejores resultados en la edición de textos y a la
vez a evitar distracciones y preocupaciones externas al mero hecho de escribir.
Sin embargo, en la mayoría de las ocasiones, el éxito
comercial de estos editores de texto depende más de una buena campaña de
marketing, centrada en especular con un sinfín de utilidades y en mitificar la
figura del escritor-bloguero, que de la utilidad práctica y real de estas herramientas
a la hora de ponerse a escribir.
¿Qué no le puedes pedir a tu editor de textos
inteligente, a pesar de que las páginas de los desarrolladores insistan en hacernos creer que con ellos todo es posible?
. Tu editor de textos no te convertirá en un escritor
profesional, no hará que tengas ideas más brillantes ni potenciará tu
creatividad, tu talento o tus habilidades comunicativas.
. No conseguirá que tengas más clics en tu blog ni que tus
ideas se compartan por la red de manera exponencial.
. No hará que el tiempo que le dedicas a escribir se multiplique y sea sustancialmente mayor.
. Si has escrito un libro, has decidido publicarlo y has
optado por la autoedición, no te servirá por sí solo a la hora de elaborar el
producto final.
. No es una herramienta única y definitiva: en el mercado
compiten numerosos editores que pese a prometer mucho, son muy similares en cuanto al abanico de posibilidades que incluyen.
Entonces, ¿Qué utilidades ofrecen realmente?
En mi opinión, hay algunas ventajas que los hacen
aconsejables frente a los editores más tradicionales, si realmente escribes a
menudo:
. Un práctico método de organización. En la mayoría de
estos editores existe la posibilidad de contar con una única biblioteca donde
guardar y estructurar todos tus textos o ideas por grupos y subgrupos, que
permite un diseño flexible y adaptado a las necesidades particulares.
Por ejemplo, puedes estructurar el proceso de escritura de
tu novela a partir de diferentes grupos de información: capítulos, personajes,
escenas, tramas, versiones alternativas, etc. O si eres autor de un blog,
hacerlo a partir de las entradas por fechas, temas, popularidad u otro tipo de
intereses.
Otra herramienta muy útil son los filtros, a partir de los
que se puede analizar un determinado grupo de textos y mostrar una lista de
aquellos que cumplan los criterios especificados, por ejemplo, una palabra clave.
. Botones de edición de acceso rápido, que permiten
alternar estilos, introducir notas, adjuntos y comentarios —incluso podemos
decidir que no aparezcan en el texto definitivo, si así lo indicamos—,
programar qué extensión máxima y mínima queremos que tenga nuestro texto, entre
otras opciones, de manera rápida e intuitiva.
. Algunos ofrecen también la posibilidad de exportar tus
textos en diferentes formatos —texto normal, HTML, ePub, PDF, o Docx—y
configurarlos con diferentes estilos de exportación a partir de un conjunto
predefinido de normas de conversión.
2 comentarios:
No tenía ni idea de que existieran estas cosas... pero me temo que siempre he ido un paso atrás tecnológicamente.
Un saludo.
Ulysses está bastante bien. Como digo, es muy completo y práctico, hace justo lo necesario y es fácil de manejar. Además va muy bien como copia de seguridad de todo el material que vas escribiiendo, ya que se puede almacenar directamente en la nube si quieres. Saludos.
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