El sector editorial, de cara al futuro

miércoles, 15 de octubre de 2008

Después de unos meses de ausencia por motivos profesionales -que espero que en su momento reviertan en la mejora de este blog- me hago eco de una noticia publicada hoy en El País.

Según los responsables de una encuesta realizada a 1.000 profesionales del sector editorial de 30 países, los libros en formato digital amenazan con imponerse en el mercado en tan sólo una década. Esta macroencuesta ha sido realizada por los organizadores de la feria más importante del mundo en el negocio editorial: la Feria de Francfort, que hoy abre sus puertas, en su 60ª edición.

No sólo me ha parecido desmesurada la osadía del pronóstico sino que, además, me parece una manera un tanto sesgada de interpretar los sondeos, ya que, según los datos de la encuesta, las voces más pesimistas sobre el futuro del libro impreso suponen tan sólo un 40% de los entrevistados frente a un 30% que pronostica mejores augurios para el formato tradicional.

Menos mal que añaden que las principales conclusiones apuntan, sin embargo, a que la industria del libro impreso no llegará a su fín; faltaría más!

Es cierto, como indica El País en su artículo, que en unos años China ampliará previsiblemente su presencia en el mercado, -lo cual no es decir mucho-, y que actores como Google y Amazon se presentan de momento como los grandes impulsores del cambio. Sin embargo, pese al manifiesto poder de seducción de las nuevas tecnologías y las múltiples posibilidades que genera la edición de contenidos audiovisuales, creo que ya es hora de que nos planteemos que ello no tiene por qué implicar una primacía de un medio sobre otro, ni hemos de asistir al debate como si del fin de los tiempos del libro impreso se tratara: una mayor diversificación en la edición de contenidos siempre redundará en beneficio, tanto de los consumidores, que podrán elegir el medio de acceso que mejor se adapte a sus usos y prácticas culturales, como de la propia industria editorial, que verá así enriquecida y ampliada sus modos de producción.

Particularmente, creo que no se trata tanto de decantarse de manera exclusiva por uno u otro formato, sino de saber aprovechar las potencialidades que aporta cada uno de ellos. Algo obvio cuando se accede al fondo digitalizado de la Biblioteca Digital Hispánica, o a las diferentes bibliotecas virtuales, como p. ej. la Biblioteca virtual Miguel de Cervantes, que permiten la consulta y la descarga gratuita de innumerables documentos inéditos (muchos, incluso no publicados) y de auténticos tesoros bibliográficos (manuscritos, epistolarios, prensa, grabados, carteles, cartografía, partituras, ...) , imposibles o muy difíciles de poder estudiar y contemplar sin el uso de las nuevas tecnologías.

Tampoco me parece significativo que de entre el total de títulos expuestos en la feria de este año, el número de libros en formato papel sea del 42% frente a los editados en soporte digital: DVD, audiolibros... Se supone que una feria de esta categoría, cita anual por excelencia del negocio editorial, tiene que avanzarse y servir de catalizador de los nuevos retos que se avecinan, lo cual no quiere decir que la realidad en cuanto a índices de consumo vaya exactamente por aquí.

Resumiendo, la realidad se impone: tanto la opinión de los expertos como la de los usuarios apuntan a una misma conclusión: el libro electrónico aún tardará en afianzarse, lo que nos permite disponer de cierto tiempo para posicionarnos cada cuál, de la mejor manera posible, ante los futuros cambios.

1 comentario:

Unknown dijo...

Yo creo que el sector editorial difícilmente va a sufrir la revolución tan amplia que han vivido otros ámbitos de nuestra vida cotidiana como la fotografía o la industria de la música. La lectura no da mucho margen a los complejos avances tecnológicos, pues toda progresión en este ámbito debe tener como meta la simplicidad, portabilidad y economía, aspectos no siempre conciliadores con los avances tecnológicos